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domingo, 2 de julio de 2017

Las curiosas historias cotidianas - Amor de loba

Esta historia ha sido rescatada del foro de Laura Gallego del segundo torneo literario y escrito por el autor, es decir yo, en un principio llamaba rescate al paso de las historias a este blog, pero ahora se han convertido de verdad en un rescate ya que la propia autora ha decidido cerrar el foro. Este relato quizá tenga faltas de ortografía, pero ha sido trasladado y quizá en un futuro reciba una actualización revisada, en esta ocasión puede ser un spoiler de cierta historia de este blog, pero con un futuro alternativo.
La historia se escribió realmente alrededor de principios de abril del 2016. Disfrutenla.


¿Te acuerdas de cómo nos conocimos? Es gracioso recordarlo ahora en esta situación tan desesperante, pero te lo cuento todo de nuevo mi amor, es una forma de tenerme ocupada y despierta.

Sucedió un día triste, o así lo llamaban los transeúntes a la temporada que el cielo lloraba sobre la tierra. La lluvia en aquel país tampoco es que fuera muy fuerte, las gotas caían suavemente convirtiéndose en suaves copos de hielo, según mi padre a eso se le llamaba “Aguanieve”.
Salí para despejarme tras practicar la actuación que me tocaba. Como sabes, el trabajo en el circo es duro y más si eras domadora de animales, recuerdo que adorabas verme usar el látigo durante las actuaciones.

Entonces saliendo de la carpa te encontré sentada sobre una roca mirándome fijamente, yo encerrada en mi mundo no supe saber de ti que eras algo más que una simple loba. Me ofreciste una nueva vida con un simple mordisco, una vida que acabó con mi familia, pero aun así no te culpo de ello, es más, te lo agradezco. El ser una mujer lobo junto a ti.
Imagen sacada del blog http://kanne.ca/the-bigtop-returns/
Cualquiera que leyera este último suspiro de mis labios, imaginaría que me entregaste una maldición que me descontrolaría y destrozaría todo lo que amaba, pero, no lo fue, el tener a esta bestia en mi interior me concedió… ¿cómo decirlo?… ¿libertad? Recuerdo como me enoje contigo cuando descubrí que fue tu culpa que sufriera la transformación, como nos peleamos y como acabamos una encima de la otra. Tania, sé que me querías y era recíproco, incluso ahora te sigo queriendo…

¿Qué hiciste mal? Tras mi transformación, mi familia decidió convertirme en un espectáculo de su feria de fenómenos. ¡Imaginate a mí ocupando ahora un puesto tan vulgar tras la mujer barbuda o el hombre que tenía los brazos más pequeños!, ese no era mi lugar…

Te agradezco la fuerza que me diste en el aquel momento y el festín que tuve, tranquila, sin remordimientos. La masacre del “Chapeau noir” fue conocida mundialmente y todavía sigue siendo un misterio.

Escapé contigo y aunque tú no me lo habías declarado todavía, estaba profundamente enamorada de ti. La loba roja que solía ver cuando era pequeña. ¿Eras tú vedad? Siempre soñé con ser tu amiga.
Desde pequeña se me dio bien el trato con los animales, ¿cómo no iba a ser una domadora tan excelente? lo que en mi futuro lupino me serviría para la caza.

Lo que yo no sabía es que tu sentías lo mismo por mí desde el principio, ¡que tonta fui!, era evidente.
El día que me volviste una semejante a ti no fue por buscar más camaradas, no se te ocurra decir que fue cosa del azar, no lo fue. Lo sé.

No querías estar sola, necesitabas rellenar el hueco en tu corazón que hace tiempo había sido vaciado con la muerte de Samael. Alguno dirá que los animales no son capaces de amar, alguno dirá que es que no somos animales, solo seres fantásticos de leyendas e historias ficticias… pero, el amor estaba allí; no era solo una reacción para procrear; era algo bonito y romántico; algo bello…
Algo que no se puede describir con palabras y que nos diferencia de otros seres.

Poco después me hice conductora de carros de caballos, nunca me acostumbre a la condición de licántropo e intentaba parecer humana e incluso camuflaba mi olor con colonias y fragancias de todo tipo. Seguía siendo diestra con el látigo por lo que no tenía problema con los animales que tiraban del carro.
Era una buena forma de ganarse la vida y conocer gente nueva, aunque mi corazón siempre perteneció a aquella loba rojiza, tu.

Y ahora, ¿Por qué me miras ahora con esos ojos bicolores? debo de pesarte demasiado ¿verdad?, no puedes hacer nada preciosa, ya es demasiado tarde.

Gritas algo que no entiendo e imagino que mi nombre. Me zarandeas y golpeas mi cara para que siga despierta. Mi pelo rubio largo cae en el suelo y mis puntas teñidas de rojo con mi sangre.
Sí, me estoy muriendo, por muy fuerte que sea no pude evitar que un disparo de un mosquete no me hiriera.
La hemorragia es grande, te veo llorando, noto tus cálidas lágrimas cayendo sobre mi cara y pienso “Cariño, no puedes hacer nada, lo mejor es que me dejes en el suelo y huyas” pero, eres tonta e intentas salvarme, mi pulso está empezando a bajar y ya no puedo moverme. Me gustaría beber de nuevo de tus labios, fundirme contigo en un cálido abrazo, sentir tu cuerpo una vez más junto a mí.

Ahora soy yo quien llora, mis últimas lágrimas caen a ambos lados de mi cara rozándome las orejas, mi viejo sombrero ya no cubre mi cabeza… tu imagen se va desvaneciendo de mis ojos azules oscuros y el dolor es cada vez es más horrible…

Siento levemente tu contacto abrazando mi cuerpo, oigo tus gritos, tu pelo rojizo es solo una mancha en mis ojos, tu cara es irreconocible, tu piel morena... Mi mente es lo único que me queda, mis oídos ya se apagaron, mis ojos también poco a poco se van cerrando y solo me quedan mis recuerdos que se irán conmigo, bueno, realmente no todos algunos de ellos se quedaran junto a ti.

***


Ahora es todo silencio, en mi imaginación un juglar toca música dramática, mientras veo mi vida entera pasar fugazmente ante mí ¿Se hace tan largo esperar a la muerte?

Abro los ojos, ella me mira ¿será esto el paraíso? A su lado, está su hijo Kuro, no sé porque noto que está más mayor que la última vez que lo vi. Supongo que el tiempo habrá pasado diferente a mi percepción de él.

Entonces Tania me mira, me habla, le oigo, abro los ojos realmente sorprendida.

***

Al parecer han pasado ya cientos de años desde que morí, la manada ha crecido sola, por eso a mi amor ya no le importaba seguir con ellos, me ha contado muchas aventuras que me he perdido y el porqué de que este viva de nuevo.

Han conseguido resucitarme, pero es un arma de doble filo, ha pagado la vida de alguien para ello y entonces entiendo porque Kuro está aquí. Lloro mirándole, él me mira sin decir nada, se acerca a su madre dándole un abrazo largo de despedida y se evapora de forma elegante desapareciendo del mundo de los vivos para siempre.

“Nunca he podido de disfrutar del tiempo que tenía contigo” me dice Tania mientras me besa y me lame las lágrimas “por eso, al haber conseguido este regalo, no lo pienso desperdiciar”

Soy feliz, sé que esto no va a ser para siempre, ella me confió que tampoco le queda mucho tiempo de vida. Los licántropos no somos eternos, tenemos nuestra longevidad y a veces se nos olvida que podemos envejecer…

Con todo esto he decidió 2 cosas, la primera que voy a burlar a la muerte un poco más y la segunda, que cuando llegue mi hora de nuevo, esta vez no estaré sola.

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